Internacional
Los conservadores ganan las elecciones en Portugal y la ultraderecha se dispara, según los sondeos
Los socialistas podrían alcanzar su peor resultado en casi 40 años y la derecha radical puede incluso adelantarlos y convertirse en la segunda fuerza política nacional.

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Con el 90,18% del escrutinio completado, la Alianza Democrática (AD), liderada por el primer ministro en funciones, Luís Montenegro, encabeza las elecciones legislativas en Portugal con el 34,62 % de los votos. En segundo lugar se sitúa el partido ultraderechista Chega, con el 23,46%, superando al Partido Socialista (PS), de Pedro Nuno Santos, que obtiene el 23,01%.
La cuarta fuerza más votada es Iniciativa Liberal (IL), con el 4,34 % de los votos; le siguen el ecologista Livre, con el 2,87 %; el Partido Comunista Portugués, con el 2,59 %; y el ultraderechista ADN, con el 1,52 %. También figuran el Bloco de Esquerda y el partido animalista PAN, con porcentajes más bajos.
Al conocer este 'sorpas, el líder de Chega, André Ventura, declaró a los periodistas, al llegar al hotel donde sigue la noche electoral, que este resultado supone "el fin del sistema" instaurado desde la Revolución de los Claveles de 1974. "Significa que nos liberamos de una atadura de 50 años”, afirmó, en referencia a la alternancia en el poder entre socialistas y conservadores desde el retorno de la democracia.
Encuesta a pie de urna
La encuesta elaborada por la Universidad Católica para la cadena pública RTP otorga a AD entre el 34 y el 29% de los votos (entre 85 y 96 escaños); seguida del PS, con entre el 21 y el 26 %; y Chega, con entre el 20 y el 24 %, consolidándose como tercera fuerza. De hecho, los de André Ventura pasarían de 50 escaños en 2024 a 61.
Total normalidad
Los portugueses han acudido este domingo a las urnas por tercera vez en tres años bajo la sombra de la ingobernabilidad, en una jornada que transcurrió con total normalidad.
También los principales protagonistas políticos se repiten respecto a comicios anteriores: Luís Montenegro, al frente de la coalición conservadora AD, que agrupa al Partido Social Demócrata (PSD) y otras fuerzas de centroderecha; y Pedro Nuno Santos, del PS, que busca recuperar el liderazgo perdido tras la salida de António Costa.
Más de 10,8 millones de electores, dentro y fuera del país, han sido convocados a las urnas, con 12.604 mesas electorales repartidas a lo largo y ancho del territorio nacional. Según el Ministerio de Administración Interna, la participación fue del 48,28 % hasta las 16:00 (hora local), una cifra similar a la registrada en los comicios parlamentarios del año pasado.
Trasfondo de las elecciones
Estas elecciones anticipadas fueron convocadas después de que el Gobierno de Montenegro perdiera en marzo un voto de confianza en el Parlamento, tras revelarse en los medios de comunicación la existencia de una empresa, Spinumviva, vinculada a su familia, que habría recibido pagos de compañías donde anteriormente trabajó el propio primer ministro. El escándalo puso en cuestión la transparencia del Ejecutivo y precipitó los comicios.
La última encuesta publicada esta semana situaba a AD al frente con un 32% de intención de voto, una cifra superior a la de 2024, cuando Montenegro logró formar gobierno dependiendo de la abstención socialista. El crecimiento de Chega añade complejidad al panorama, pues Montenegro ha reiterado que no pactará con la formación ultraderechista, aunque una mayoría estable podría alcanzarse con el apoyo de Iniciativa Liberal.
El presidente Marcelo Rebelo de Sousa animó a la ciudadanía a votar pensando no solo en la estabilidad de Portugal, sino también en la de Europa. “El mundo está como está, no está fácil, está más difícil que hace un año”, dijo tras votar anticipadamente.
Rebelo de Sousa también recordó que no podrá disolver el Parlamento en los próximos doce meses, ya que la Constitución lo prohíbe durante los primeros y los últimos seis meses de su mandato presidencial.
Después de las elecciones
Si no se alcanza una mayoría absoluta clara, la situación institucional podría volverse aún más frágil que en el año anterior. Si el Parlamento rechaza el programa del nuevo gobierno y no se forma una alternativa, no podrán convocarse nuevas elecciones inmediatamente: la Constitución exige un mínimo de seis meses entre votaciones, lo que limita el margen de maniobra política.
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